No hace mucho Esperanza Aguirre se lamentó de que el señor Zapatero quería asfixiar Madrid. Más bien parece ella la que pretende asfixiar Madrid con un crecimiento tumoral; no le basta todo lo que hay, sino que ahora quiere traer la industria aeroespacial, Madrid convertido en un tumor canceroso o en un agujero negro que absorbe todo lo que podría alimentar a otras ciudades. ¿Qué tiene doña Esperanza contra el resto de los españoles que permanentemente les siega la hierba y todo le parece poco para Madrid? ¿No le parece ya bastante monstruoso este conglomerado que forman Madrid, otrora de aire fino y sutil, y sus ciudades satélites? ¿No parará hasta que vea toda la provincia asfaltada.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de abril de 2005