Tras su primera película Piedras y el rodaje de 20 centímetros, Ramón Salazar ha aprendido a relativizar tanto las películas como lo que opinen de ellas. "Las críticas fueron devastadoras y hasta destructivas con Piedras", recuerda. El director cuenta que hubo críticos que esperaron a su pase en el Festival de Berlín, donde acudió a concurso en 2002, para ver la acogida internacional, y a partir de ahí "cebarse" con la cinta.
Salazar hace memoria y destaca el recorrido internacional de Piedras, película con la que recorrió mundo durante tres años y que consiguió "taquillazos" en países tan dispares como Japón o Finlandia. Ahora su disputa ha sido con los productores para conseguir el resultado deseado. "Soy super forofo de los musicales y este nuevo filme ha sido más arriesgado, y por tanto me ha costado más llevarlo a buen puerto, y he peleado más", explica el director, que estrenará su nuevo título en dos semanas.
A Salazar se le nota agradecido por el esfuerzo del equipo técnico y la complicidad con los actores, especialmente Mónica Cervera y Nawja Nimri, quien se encargó de la armonización de sólo parte de la banda sonora al estar "embarazadísima". "Los números musicales destacan el optimismo de la película y refuerzan la sensibilidad de la protagonista, que atraviesa situaciones complicadas al lidiar con su identidad sexual", aclara Salazar.
Es uno de los puntos fuertes de la película. El recorrido sonoro que lleva al espectador por temas de los ochenta como Quiero ser santa de Alaska o True blue de Madonna hace que los sueños sean el escape perfecto para la dura realidad que soporta el la protagonista transexual, Marieta-Adolfo. Salazar quiere aprovechar la veda de los musicales nacionales que abrió Emilio Martínez-Lázaro con El otro lado de la cama, triunfadora en el Festival de Málaga hace tres años. Los actores cantan temas con amplio tirón entre el público y se ganan su favor, además de con el ingenio de un guión elaborado, con el tarareo de famosos estribillos y frescas coreografías.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 30 de abril de 2005