La edición española del Informe PISA 2003, elaborada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y editada por Santillana, fue presentada la semana pasada en Madrid. Este estudio se realiza cada tres años. El último se elaboró en 2003 y se centró en el dominio de las matemáticas, aunque también proporciona datos sobre comprensión lectora y ciencias. Su objetivo es evaluar en qué medida los alumnos de 15 años han adquirido conocimientos y habilidades para aplicar sus conocimientos a la vida real.
En la evaluación de 2003 participaron 41 países: los 30 de la OCDE y 11 países no miembros. España no salió bien parada ni en matemáticas ni en ciencia ni en lectura. El nivel educativo de los alumnos españoles sitúa al país en el furgón de cola (ocupa el puesto 23 en lectura; el 24, en matemáticas, y el 22, en cultura científica). El 23% y el 21% de los estudiantes son incapaces de alcanzar el nivel básico en matemáticas y lectura, respectivamente, y los porcentajes de excelencia son exiguos (sólo el 1% obtiene la mejor calificación, siendo la media de la OCDE, el 4%).
Cierta equidad
El estudio señala que España ofrece, en contrapartida, una cierta equidad, es decir, los resultados no dependen excesivamente de la extracción socioeconómica de los alumnos, y las diferencias entre los mejores y los peores no es tan elevada como en países como Turquía, Hungría o Japón.
Destaca también por parte de los quinceañeros españoles su actitud positiva hacia la escuela. De los 41 países analizados, los españoles ocupan el duodécimo lugar en cuanto a actitud positiva hacia su centro de estudios y el séptimo en sensación de pertenencia.
Finlandia se sitúa a la cabeza de todas las materias. Le siguen Corea y Japón y un buen puñado de países europeos, frente a la gran potencia estadounidense, por debajo de la media.
Por otro lado, llama la atención el avance imparable de los resultados de Polonia e Irlanda. En 2000, los resultados de los estudiantes polacos estaban en el nivel mas bajo de la OCDE, junto a Italia. Tres años más tarde, están por encima, superando la media, sobre todo en lectura, a pesar de su modesto gasto per cápita en educación.
La progresión de Irlanda también es espectacular, gracias a la aplicación de la política económica más exitosa de la UE. Sus alumnos logran resultados por encima de la media de la OCDE en matemáticas, ciencias y, sobre todo, en lectura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 2 de mayo de 2005