Dentro de pocas semanas los alumnos de ESO y bachillerato recibirán sus calificaciones finales. Este año sólo se ha dejado un fin de semana entre las notas finales de curso y las posteriores pruebas de recuperación. Es evidente que en dos días los alumnos no tienen tiempo suficiente para prepararse. Es lamentable que por no existir exámenes en septiembre estos alumnos no puedan aprovechar los dos meses de verano para prepararse mejor y así poder pasar al curso siguiente en mejores condiciones. Los profesores y los padres no entendemos por qué no se ofrece esa segunda oportunidad, y más cuando el fracaso escolar en la ESO es de casi un 30%.
Establecer exámenes en septiembre permitiría, además, educar a los jóvenes en la responsabilidad, en el esfuerzo y en la adquisición de hábitos de trabajo, tres cualidades muy importantes para cualquier persona. Realizar exámenes en septiembre no implica, como se ha dicho, iniciar el curso más tarde, ya que se podría empezar dando clases de repaso de las materias básicas que se imparten en todos los cursos.
En mi opinión, muchos profesores, padres y alumnos verían muy bien que en la futura ley de educación se estableciera esta segunda oportunidad para los alumnos que, por el motivo que sea, han quedado con asignaturas suspendidas el mes de junio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 3 de mayo de 2005