La Moulinex Turbomix Plus se convirtió en arma mortal. Fernando Ariño Escudero decidió comprar una batidora cuyo motor había sido sustituido por un detonador explosivo y en cuyo interior, junto a la masa explosiva, colocaron clavos y tuercas. Quería regalársela a su ex compañera sentimental. Entre tanto, decidió guardarla en casa y advirtió de ello a su novia, para que no la usara. Eso fue en junio de 2000. A finales de octubre de aquel año, Ariño empezó a tener problemas con los caseros de la vivienda en la que estaba alquilado, problemas que no resolvió porque fue detenido e ingresó en prisión por otros hechos. Pidió a su novia que sacara de la casa sus enseres. Sin embargo, fueron los dueños de la casa los que recogieron cosas de la vivienda, entre ellas, la batidora. A las 19.30 del 17 de febrero de 2001, Antonio M.B., hijo de los propietarios del piso, conectó la batidora y se produjo una tremenda explosión que le arrancó prácticamente la mano. La onda expansiva alcanzó a su madre, de 60 años, que murió en el acto. El fiscal pide para Ariño 37 años de cárcel por tenencia de aparato explosivo, asesinato consumado y asesinato en grado de tentativa. Ayer debía celebrarse el juicio, pero el acusado no compareció. Fue la tercera suspensión del juicio. El juez dictó orden de búsqueda e ingreso inmediato en prisión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de mayo de 2005