En un avance civilizatorio sin precedentes, el Consell Interuniversitari de Catalunya ha acordado que los profesores de las universidades catalanas que sean contratados como fijos deberán tener como mínimo el nivel C de catalán. Una medida que contribuirá decisivamente a la mejora de la calidad de la docencia y a que los científicos y estudiantes de todo el mundo se peleen por venir a nuestras universidades.
Por supuesto, eso no lo ignoran las autoridades académicas. En realidad, en privado, los mismos que defienden en sus programas "el catalanismo de la Universidad" -¿se imaginan a alguien defendiendo "¿la españolización de la Universidad?"- reconocen la insensatez de la propuesta. Muchos de los que la tendrán que padecer se sienten indignados, pero, por supuesto, no dirán nada: no quieren ser señalados.
Y así, entre todos, contribuimos a que la ficción de identidad se fortalezca. La dignidad es ya otro asunto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 4 de mayo de 2005