En este Madrid preolímpico se suceden los alcaldes con sus faraónicos planes de tráfico, pero los peatones seguimos padeciendo los mismos atropellos en los mismos lugares y por causas evitables.
Por ejemplo, en el cruce de Virgen del Puerto con la calle de Segovia, cuyo tráfico está regulado por dos semáforos: uno, el de Virgen del Puerto, invisible gracias a la desidia municipal y a las ramas de una acacia, y el otro, el de la calle de Segovia, peligrosísimo, pues se pone rojo para unos coches mientras está verde para los que vienen del puente de Segovia, a toda velocidad y sin ninguna banda que les alerte del peligro del cruce y de la posibilidad de atropellar a transeúntes poco avezados; muchos son turistas procedentes del Palacio Real.
Para aumentar el riesgo del cruce, el Ayuntamiento ha inundado la acera de inservibles chirimbolos y ha permitido instalar una "hamburguesería" en el único edificio de tan emblemática esquina, lo que genera mayor congestión de vehículos y una gran suciedad en el cercano parque de Atenas, dada la falta de civismo de algunos clientes y el proverbial aquietamiento de nuestra autoridad municipal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 8 de mayo de 2005