Toque y cante. El artista titular -por decirlo de alguna manera- era Rafael Riqueni, lejos ya de aquellos tiempos en que tuvo, prácticamente, que reaprender a tocar la guitarra. Riqueni domina de nuevo su instrumento con soltura, con autoridad, y está cerca de ser otra vez uno de los guitarristas punteros de este país. Hay que reconocérselo porque es así.
Tocó composiciones propias y composiciones de algunos de los grandes maestros del pasado. Con limpieza, con precisión. Sus ecos y los ecos de Esteban Sanlúcar, Niño Ricardo y Sabicas, sonaron fluidos y expresivos, transmitiendo unos contenidos plenamente convincentes. Fue una guitarra sobria, intensa, que con gran economía de recursos tuvo la virtud de hacer llegar a la audiencia contenidos de gran riqueza.
Rafael Riqueni y José Menese
Círculo de Bellas Artes. Madrid, 7 de mayo.
Menese, como artista invitado, cantó acompañado por el mismo Riqueni, quien en el toque de acompañamiento se mostró igualmente efectivo. Cantó bien Menese. Muy bien en ocasiones, como las tonás o los tarantos. Sigue cantando estilos poco frecuentados, "para no perder lo poco que nos queda", y así hizo la farruca y la petenera. Fue un recital breve pero intenso, lleno de guiños y de buen hacer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de mayo de 2005