En estos tiempos en los que la sanidad pública, sobre todo en la región de Madrid, está soportando un orquestado, desmesurado, injustificado e injusto ataque contra su línea de flotación, que es la necesaria confianza entre médico y paciente, quiero agradecer, con letras mayúsculas, el extraordinario comportamiento profesional, y sobre todo humano, que han tenido con mi padre y con toda mi familia, los facultativos del Servicio de Oncología del hospital de la Princesa y muy especialmente al personal de Enfermería de la planta 9ª. Entre todos han procurado que sobrellevara su grave enfermedad y que tuviera un final digno. Mi más sincero reconocimiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 9 de mayo de 2005