Ramón Rodríguez Schroter, el ex policía alemán fallecido hace dos semanas en el centro comercial de Glòries de Barcelona en un tiroteo con los Mossos d'Esquadra, murió por un disparo en la sien que efectuó él mismo, según la versión de los investigadores. Las cámaras de seguridad del centro y el informe forense señalan que Rodríguez se disparó en la cabeza y a quemarropa cuando caía al suelo, tras haber sido tiroteado por los mossos, siempre según la versión oficial.
Lo más probable es que su intención fuera suicidarse, aunque no se descarta que apretara el gatillo como reacción nerviosa. La bala entro y salió de su cabeza, rebotó en la pared y no pudo ser encontrada, aunque para las fuentes que investigan el caso no hay dudas de que salió de su pistola. El informe forense señala que el disparo se produjo a un centímetro y, según las imágenes del vídeo, el mosso que le disparó estaba a más de un metro.
Los hechos se produjeron el pasado 22 de abril, después de que los servicios de seguridad del centro comercial alertaran a los Mossos de que dos hombres compraban abundante ropa en diversos establecimientos y pagaban con grandes fajos de dinero. Tras advertirles dos vigilantes de que había un problema con una de sus compras, Rodríguez corrió hacia el exterior, donde fue cercado por dos mossos. Según la investigación, en ese momento el fallecido y un agente sacan sendas pistolas y se apuntan a una distancia de un metro. Durante 18 segundos, el agente le grita que tire el arma, sin que el ex policía obedezca. El otro mosso se abalanza sobre el ex agente alemán, que consigue disparar, pero muy desviado.
Este caso fue polémico desde sus inicios porque en un principio los Mossos difundieron la versión de que el presunto delincuente había disparado primero. Nora Catelli, escritora argentina afincada en Barcelona y testigo del tiroteo, en declaraciones a este diario aseguró que el primer tiro partió de la pistola del agente de la policía autonómica.
Ramón Rodríguez Schroter era buscado por la policía de su país por el robo de 190.000 euros cometido en un banco de Alemania.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de mayo de 2005