La Diputación de Álava eludió ayer responder de manera concluyente si era "imprescindible" imponer a un fabricante, Cisco Systems, en el concurso público por valor de 875.000 euros que tiene como objetivo modernizar la red informática de la institución foral. El pliego de condiciones exigía que toda la electrónica de red suministrada fuera de la marca Cisco, evitando así la concurrencia de otras firmas como Alcatel, Siemens, Nortel o Enterasys. Con esa cláusula de exclusión, Cisco tiene en sus manos la capacidad para fijar el precio y para favorecer a unos u otros distribuidores de sus productos, según han criticado fuentes del sector.
La juntera socialista Eva Jiménez preguntó al Ejecutivo foral si era "imprescindible" que la modernización la hiciera Cisco y solicitó una aclaración sobre los criterios técnicos o jurídicos que han llevado a incluir esa condición. El diputado de Promoción Económica y Gestión de la Innovación, Carlos Samaniego, explicó que la imposición de Cisco en el pliego de condiciones es similar a la elección de "diésel o gasolina" en el caso de los coches, y subrayó que "utilizar otras marcas no garantiza la compatibilidad". También dijo que la elección de Cisco respondía a que una pequeña parte de la red ya está montada sobre aparatos de esa marca. Sin embargo pasó de puntillas a la hora de precisar por qué no podían concurrir otras marcas con soluciones informáticas de red tan sólidas, y se extendió en la enumeración de las características técnicas de los equipos que van a comprar.
Jiménez recriminó a Samaniego que no respondiera a su pregunta y concluyó que, en realidad, no existen razones técnicas para marginar al resto de los fabricantes en un concurso público. Otra cosa hubiera sido, dijo, de tratarse de un procedimiento negociado. Añadió que adjudicar un concurso de casi un millón de euros a Cisco porque una pequeña parte de la red es de esa marca es como comprarse un Ferrari porque alguien te regala un llavero de la firma italiana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 10 de mayo de 2005