A los que dieron voluntariamente y en muchos casos perdieron su juventud luchando contra el nazismo; a los anónimos que lo dieron todo por ver la libertad de nuestro continente; a los jovencísimos brigadistas internacionales, muchos de ellos españoles, que, armados de inexperiencia pero de una enorme ilusión, liberaron París; a los críticos con la URSS y su larga dictadura comunista, muchos de los cuales perdieron su vida en ello; a los miles de héroes olvidados en la contienda de los vencedores; a todos y a muchos más que seguro que omito, gracias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de mayo de 2005