Del señor Gallardón, este poner a Madrid patas arriba por todas partes para gozo de su egolatría es algo que difícilmente le perdonaremos los madrileños. Si a esto añadimos los incrementos del IBI, impuesto de circulación de vehículos y otras demasías sacadas de la manga de nuestro edil, tendremos motivos más que suficientes para, en las próximas elecciones a nuestra alcaldía, no votarle ni en pintura.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de mayo de 2005