Contemplo atónita la desoladora fotografía de la caída del ciclista López de Munain en el Giro. Su cuerpo, como el de una marioneta rota, yace inconsciente tras golpearse contra el quitamiedos. Sus "compañeros" del Giro pasan pedaleando junto a él sin ni siquiera volver la cabeza. No imagino una situación semejante en ningún otro "equipo"; una oficina, una cafetería, ni siquiera en un examen de oposiciones (lo sé porque fui testigo de un desmayo en uno de mis exámenes). ¿A qué se refieren los deportistas cuando hablan del tan sonado "espíritu deportivo"? Yo, hoy, tras ver esa foto, me alegro profundamente de no tenerlo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de mayo de 2005