Estudio de Sarychev
Shajmatny Listok, 1928.
La buena coordinación del rey y el peón blancos, la cercanía del peón de b7 y la lejanía del monarca negro incitan a pensar que el estudio es fácil. Pero la impotencia se irá apoderando del lector cuando profundice. La coronación no sirve de nada: 1 c8=D, Af5+ 2 Rc7, A - c8 3 R - c8, b5, y ya pueden echarle un galgo a ese peón. Bien, evitemos el jaque en f5: 1 Re6, Rf4, y se acabó la resistencia. Bueno, por eliminación, el secreto debe estar en atacar al peón de b7: 1 Rd6, Af5 2 Rc5, Re4 3 Rb6, Ac8 4 Rb5, Rd5 5 Rb6, Rd6, y no hay nada más que hacer, salvo rendirse. Entonces, si ya hemos comprobado todos los planes posibles y ninguno vale, no hay solución. Pero sí la hay, porque el ataque a b7 se puede hacer de otra manera, que implica un truco de magia: 1 Rc8!!, b5 (si 1... Ae4 2 Rb8, Af5 3 R - b7, tablas) 2 Rd7! (única, porque si 2 Rb7, Af5 3 Rb6, b4, y hay que rendirse) 2... Af5+ 3 Rd6!, b4 (de nada sirve 3... Re4 por 4 Rc5, Ad7 5 c8=D, A - c8 6 R - b5, tablas) 4 Re5 (aquí está el secreto: al atacar al alfil, el rey blanco gana un tiempo valiosísimo que le permite meterse en el área de acción para neutralizar al peón de b4 justo a tiempo) 4... Rg4 (entregar el alfil no es suficiente, a pesar de que el peón negro corona con jaque: 4... b3 5 R - f5, b2 6 c8D, b1=D+ 7 Rf6, tablas) 5 Rd4!, Ae6 6 c8=D, A - c8 7 Rc4, tablas. Lo más curioso de esta deliciosa composición es que, excepcionalmente, resulta mucho más eficaz atacar al peón pasado por un lateral, gracias a que el alfil en f5 está indefenso, que por delante, con el rey en b6. Es la geometría mágica del tablero, que permite alcanzar a un peón inalcanzable.
Correspondencia: ajedrez@elpais.es
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de mayo de 2005