HACE DOS años, Raul Hilberg recibió en Múnich el Geschwister-Scholl-Preis, un importante premio al conjunto de su obra; pero el galardón estuvo rodeado de polémica por una de las tesis más discutidas de su libro: que los judíos no se defendieron lo suficiente. "Todas las naciones han reivindicado su resistencia, en Francia, en Alemania, en Italia, en Bielorrusia... Y creo que esas reivindicaciones en toda Europa han sido muy exageradas, incluyendo la resistencia judía, que fue muy pequeña. Hay historiadores que dicen que la resistencia del gueto de Varsovia fue la primera rebelión abierta contra los invasores... Cierto. Pero ¿cuánta gente resistió? Creo que fueron 750. Los muertos entre los nazis y sus colaboradores fueron 99. La resistencia judía fue sobre todo apelar a los asesinos, intentar convencerles de que eran necesarios. Hubo responsables judíos que dijeron que había que trabajar jornadas más largas para aumentar la producción y que no fuesen deportados a campos de exterminio, pero no funcionó porque la principal característica del Holocausto es que las cuestiones económicas no tenían prioridad sobre la exterminación. Incluso si provocaba problemas económicos, había que seguir adelante".
A lo largo de su carrera, Hilberg ha tenido otras intensas polémicas -Hannah Arendt desaconsejó que la Universidad de Princeton publicase la primera edición de su libro, que luego utilizó ampliamente para escribir su clásico Eichmann en Jerusalén-, pero su trabajo es citado como una obra de referencia por todos los expertos en la Shoah, como el libro fundamental para comprender la terrorífica maquinaria burocrática de la muerte.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 14 de mayo de 2005