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OPINIÓN DEL LECTOR

Sobre el género de las ciudades

Es una pena que Empar Moliner utilice los medios a su alcance para reírse de realidades y dificultades que, aunque no le atañen, existen. Creo que su artículo de contestación a Marta Selva (EL PAÍS del 8 y el 14 de mayo), sobre una visión de género para la ciudad, es una tomadura de pelo y un abuso del uso de la palabra que muchas mujeres desgraciadamente no tienen. La necesaria incorporación de la mirada y experiencia de mujeres es imprescindible si queremos un futuro posible en el que la igualdad de oportunidades sea un hecho y no un discurso. Somos el 51% de la población y sin embargo se nos considera una minoría; nuestra representatividad en estamentos de decisión política, en altos cargos gerenciales y de la educación es irrelevante. Las estadísticas hablan solas, las mujeres catalanas nos ocupamos del 72% del trabajo reproductivo; por ello nuestras vidas son más complejas, necesitamos que la ciudad se piense también en función nuestra y no según la dinámica del más fuerte. Supongo que las estadísticas de maltrato hacia la mujer no necesito recordarlas. Mal ha entendido la autora la lucha de las mujeres por el reconocimiento si sólo se le ocurren cuatro tonterías que no son ni graciosas.

Una visión de género sobre la ciudad es una visión inclusiva y compleja, como explica Marta Selva en su artículo: "El enfoque integral de género... supone una visión muy ambiciosa... que requiere enormes transformaciones sociales, económicas y políticas y hay que plantearlo como un proceso continuado a medio y largo plazo, de aprendizaje, negociaciones e intercambio de experiencias". Como comienzo del aprendizaje no está de más seguir el consejo de la abuela a su nieta en el Diario lila de Carlota, de Gemma Lienas, de que nos pongamos una gafas de ese color para ver la realidad que nos rodea y no la que nos quieren vender.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de mayo de 2005