Un tribunal británico debatirá durante tres días si la alimentación artificial de enfermos terminales es un tratamiento médico que pueda suprimirse o no. Hace un año, la justicia del Reino Unido falló a favor de Leslie Burke, de 45 años, quien había llevado al Consejo General de Médicos (GMC) de su país a los tribunales para asegurarse de que no le sería retirada la nutrición si quedaba en coma. Burke, quien se encuentra en silla de ruedas porque padece ataxia cerebral (una enfermedad neurodegenerativa irreversible), temía que cuando perdiera el conocimiento los médicos se negaran a intubarle.
La iniciativa de Burke tiene su origen en las guías de actuación médica aprobadas en julio del año pasado, que permite que el facultativo decida si aplicar un tratamiento tiene sentido o no. El manual considera la alimentación un tratamiento excepcional en algunos casos.
Los colegios médicos han recurrido la decisión porque consideran que ésta no debe tomarse en los tribunales y que las guías son adecuadas. "Nada permite suponer que el señor Burke no vaya a recibir la alimentación e hidratación artificial que él desea cuando le haga falta, que esperemos sea dentro de muchos años", dijo ayer el asesor de los colegios, Philip Havers.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 17 de mayo de 2005