El grupo japonés Yamaha asegura su futuro industrial inmediato en su planta de Palau-Solità i Plegamans, en Barcelona, con una nueva motocicleta de mayor cilindrada que las actuales. Yamaha ha invertido nueve millones de euros en una scooter de 250 centímetros cúbicos -denominada X-Max- para contrarrestar las dificultades que atraviesa el mercado de ciclomotores, que concentra el 50% de la producción de la fábrica. El nuevo modelo, del que se comercializarán 20.000 unidades al año, supondrá la creación de un centenar de empleos. En 2004, la plantilla del grupo era de 442 trabajadores.
El presidente de Yamaha Motor España, Jorge Lasheras, explicó ayer que la apuesta del grupo por la fábrica de Barcelona contrasta con el "nerviosismo industrial" que se detecta en la actualidad en el sector de la automoción.
La producción prevista para este año en la planta barcelonesa ascenderá a 100.000 unidades, un 10% más que el año pasado. La compañía persigue "diversificar progresivamente" su producción hacia motos de mayor cilindrada, aseguró Lasheras, siguiendo los pasos del mercado. Desde 2000, las ventas de ciclomotores han pasado de 310.000 a 90.000 unidades al año, mientras que las de 125cc se han multiplicado por cuatro con la regulación aprobada en octubre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 19 de mayo de 2005