Algo más que un festival de cine. Es la filosofía del certamen de Peñíscola desde que hace más de dos años Borja Crespo asumiera la responsabilidad de levantar un encuentro de capa caída. Y la forma de llevarlo a cabo es inundar las calles de esta localidad castellonense de comedia. Desde hoy y hasta el 27 de mayo, quien se acerque a Peñíscola a disfrutar de sus playas o visitar el famoso castillo donde vivió el Papa Luna se encontrará con sesiones de monólogos, a cargo de humoristas como Pablo Carbonell, Velilla Balbuena o Antonio Gómez; teatro en la calle, una demostración de break-dance y hasta un concurso de karaoke.
Pero, sobre todo, el Festival Internacional de Cinema de Comedia de Peñíscola, que celebra este año su 17ª edición, refuerza su especialización con una sección oficial compuesta por 10 películas, de cinco países; otra de cortometrajes, donde competirán 14 producciones españolas, además de cinco ciclos temáticos, siete sesiones nocturnas especiales y dos homenajes. Los ciclos están dedicados a la comedia negra, con la proyección de 22 largometrajes de todos los tiempos seleccionados por 10 críticos; a los autores serios que se han atrevido con el cine de comedia, incluyendo obras de Steven Spielberg, Martin Scorsese o Roman Polanski; a las comedias de tebeo, con una revisión de 14 filmes que han adaptado el universo del cómic al cine; al humor en la televisión, con la proyección de los mejores sketches de los programas televisivos en antena, y al cine hecho en formato digital, que comprende seis películas realizadas directamente en vídeo.
En las sesiones especiales se podrán ver títulos como The birthday, la opera prima del alicantino Eugenio Mira, El ataque de los tomates asesinos, de John de Bello, cuyo 25 aniversario conmemora el certamen, o La cabina, de Antonio Mercero, a quien se le rendirá un homenaje, junto a la actriz Beatriz Carvajal en la gala de esta noche.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 20 de mayo de 2005