A las siete de la tarde, en una parada de autobús de la calle del Manojo de Rosas, Luz Marys y sus hijas Ángela y Lucía (a la derecha) pasan inadvertidas. En Villaverde, el 20% de los vecinos es inmigrante, y conviven más de 40 nacionalidades.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 23 de mayo de 2005