El médico, el farmacéutico y el visitador imputados por falsificar recetas médicas para estafar al Sistema Andaluz de Salud negaron ayer los hechos, durante el primer día del juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de Málaga. El doctor y el boticario negaron que se conocieran, y difirieron totalmente de la versión del tercer procesado. El facultativo explicó que había diagnosticado a éste un trastorno de la personalidad que le hace "perjudicar a los demás", y le calificó de "psicópata".
Los hechos se remontan a 1998, cuando según la fiscal, el farmacéutico, Alberto Gandoy, despachaba medicinas a centros geriátricos, y "para obtener beneficios ilícitos", manipulaba las recetas. El boticario reconoció que en ocasiones las "corregía" al producirse desfases con los pedidos de las residencias, pero que el médico correspondiente las rubricaba antes de cobrarlas del SAS. La Fiscalía calcula que se generó un gasto de 54,7 millones de pesetas.
En 2000, los tres procesados se pusieron de acuerdo, según la fiscal, para falsificar precintos de medicamentos, que adjuntaban a recetas expedidas por el médico, Juan Pedro Ruiz, y que el visitador, Francisco Herrada, llevaba a Gandoy, que cobró así 406 recetas. De este fraude obtuvieron 2,3 millones de pesetas.
La policía halló los precintos en la casa de un conocido de Herrada. Pero el visitador negó haberlos encargado a una imprenta, y dijo que se los había dado el médico para que los guardara. El doctor negó haber firmado las 406 recetas, cuyos talonarios pudieron haber sido robados, dijo. Según su defensa, el perito calígrafo determinó que coincidían las firmas porque las recetas que el SAS facilitó como muestra para ser cotejadas también eran falsas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de mayo de 2005