La carretera de A Coruña es una de las carreteras más importantes de Madrid, y también una de las que cuentan con mayor índice de siniestralidad de la Comunidad de Madrid.
Este mismo viernes, una vez más, y como cada comienzo de fin de semana al mediodía, los primeros kilómetros de la A-6 son un hervidero de coches atascados, la mayor parte de las veces hasta la entrada del denominado Bus-VAO (vehículos de alta ocupación).
Pues bien, en esos siete u ocho kilómetros que transcurren desde la salida de Madrid hasta la entrada del carril especial pude observar, entre atónita e indignada, cómo iba encontrando en la cuneta restos de paragolpes, cristales, guardabarros, y hasta la mampara de un casco de moto.
Todo ello en el carril izquierdo, con el tremendo riesgo que supone, no ya a 20 kilómetros por hora, sino a 100 o 120 como mínimo que alcanzan los vehículos que normalmente circulan por dicho carril.
Desde aquí querría llamar la atención sobre este hecho, ya que esos restos pueden desencadenar nuevos accidentes.
Y la mayoría de las veces se hace hincapié en el conductor, pero son estas pequeñas cosas las que escapan al alcance del mismo y pasan más desapercibidas, convirtiéndose en factores determinantes que pueden conllevar un descuido, una avería, un volantazo... o un accidente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 25 de mayo de 2005