Creo que la mayoría de los vecinos de Madrid deseamos de nuestros dirigentes municipales y autonómicos que nos hagan la vida cómoda y amable con actuaciones sencillas, y no con obras faraónicas como, por ejemplo, túneles que no tienen ningún sentido y muchas otras, que no relato por no hacer interminable este escrito. ¿Y cuáles son las cosas sencillas que agradecen los ciudadanos?: que las calles estén limpias, y no sólo las de los distritos que son semilleros de votos para ciertos partidos políticos, bien iluminadas, y que por las aceras puedan transitar, sin peligro alguno, las personas mayores o los invidentes, sin tropezar en losetas levantadas o partidas.
Que los transportes públicos funcionen normalmente, sobre todo los autobuses, en cualquier hora del día, pues a partir de las diez de la mañana el servicio queda reducido a una tercera parte, como si muchos ciudadanos no tuviéramos que hacer uso de ellos en cualquier momento y no sólo en "horas punta"; que, por cierto, los viajeros vamos como sardinas en lata.
Que nuestra ciudad esté bonita y podamos presumir de ella ante nuestros visitantes.
Que de los alrededores de Madrid se elimine el chabolismo existente, verdadera vergüenza para un municipio que se precie.
Que las obras municipales no se eternicen, y que las privadas cumplan a rajatabla los plazos de ejecución, y no tener a Madrid empantanado con vallas perturbadoras para el viandante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de mayo de 2005