El sábado 14 de mayo de 2005 salía de mi domicilio sin revisar la cerradura, con tan mala suerte que uno de los juegos de llaves estaba puesto, lo que me impedía desde el exterior tanto cerrar la puerta completamente como abrirla y subsanar el descuido.
Ante tal situación, localicé un cerrajero de 24 horas. Lo cierto es que el servicio fue rápido; se personó en menos de una hora y logró abrir la puerta en menos de media.
Lo que me parece aberrante y completamente abusivo es el importe de dicho trabajo: 300 euros.
A mí me encantaría trabajar los fines de semana si mi sueldo por hora o franja horaria asciende a esas cifras tan desorbitadas.
Me parece horrible que aprovechen un momento de urgencia y de necesidad para timar a los ciudadanos, que quedan completamente desolados por la facilidad con la que se ha resuelto el problema y con la cuenta corriente sensiblemente debilitada.
Lo dicho, tengan cuidado que hoy día los descuidos pueden salirles por un pico.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 26 de mayo de 2005