La cultura de la prepotencia que arrastra nuestro sector fresero nos ha llevado a desaprovechar una oportunidad de oro para que la actual campaña haya resultado positiva.
Si bien es cierto que los agricultores de Huelva se vieron perjudicados por las heladas y otras inclemencias, ha sido el descuido de la calidad con que la fruta ha llegado a los mercados lo que ha hecho más daño a esta campaña, lo que ha provocado su hundimiento. La competencia que ejerce Marruecos sigue estando ahí, no lo podemos ocultar, pero no por ello podemos pensar que ha sido el único causante de que esta campaña vaya a resultar desastrosa.
La fresa debe llegar al mercado con la calidad que merece. Todos pagaremos las consecuencias de esta campaña. Nuestros agricultores han dejado de ingresar en abril 50 millones de euros. Muchos ni siquiera han podido cubrir los costes de producción, deudas que difícilmente le permitirán levantar cabeza.
Ni siquiera hemos sabido aprovechar este año los problemas que ha padecido la recolección de los cítricos, tras verse muy afectados por las heladas, lo que le ha restado competitividad en los mercados. En definitiva, que la prepotencia que mantiene nuestro sector y el pensar que Marruecos tiene la culpa de todos nuestros males no nos va a conducir a nada positivo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de mayo de 2005