Más de 50.000 personas corrimos el domingo pasado la Cursa en Barcelona. El alcalde, Joan Clos, dio la salida. Durante todo el trayecto, 11 kilómetros, reinaron el buen humor y la solidaridad entre los participantes. Nuestros políticos tendrían que tomar nota de estas manifestaciones para gobernar con el mismo espíritu con que participaron los corredores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 27 de mayo de 2005