El grito de los obispos contra los casamenteros ha sido fuerte; es la Conferencia Episcopal la que ha tronado. Tenían que prolongar la "voz de Roma" en nuestra España. Me recordaba los tiempos del cardenal Segura contra el baile y "la blanca doble"; y contra los protestantes; y así un grupo de jóvenes, animados por las pastorales del prelado, le quemaron la iglesia, aquí en Sevilla.
Cuando la guerra de Irak, fundamentada en mentiras, no pidieron la objección de conciencia al presidente del Gobierno, ni a los parlamentarios, ni a los soldados. El Quinto Mandamiento dice muy tajante: "No matarás".
Si el presidente de la Conferencia Episcopal fuera fray Carlos Amigo hubiera manifestado su disconformidad con otro talante, los años de arzobispo de Tánger le dieron la oportunidad de ejercer la diplomacia cristiana, que no es otra cosa que tolerancia y caridad en una sociedad plural.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de mayo de 2005