Estoy harto de no poder utilizar mi terraza por las dichosas obras de la M-30, harto de aguantar hasta altas horas de la noche el pitidito de la maquinaria cuando realiza maniobras, harto de recoger una capa de polvo de cemento todos los días en mis ventanas, harto de que se talen árboles impunemente, harto de tener que pasar por un pequeño pasillo al cruzar el puente de la A-3 sobre la M-30, porque hay que vallar la acera cuando se llevan meses sin realizar ninguna obra, harto de ver cómo se cambian plazas con jardín por cemento, harto de escuchar en los medios de comunicación que no hagamos ruido y aquellos que lo promulgan son los primeros en no cumplirlo, harto de que sólo se haga política para el coche, harto de que me digan que Valdemingómez no huele, harto de ver que sólo se hacen cosas por los barrios y distritos que votan a un partido determinado, harto de soportar el ruido de los operarios de limpieza a las ocho de la mañana con esos sopladores que sólo levantan polvo, harto de ver que pasan los días y por mi calle no pasan los operarios de limpieza, harto de tener que pedir perdón a los conductores por querer ir a trabajar en bicicleta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de mayo de 2005