Hace tres años, y tras 15 de peticiones vecinales, el Ayuntamiento se dignó en adecentar una pequeñísima zona ajardinada en la calle Músic Jarque Cualladó que por su proximidad a los contenedores de basura se había convertido en un pequeño vertedero para algunos vecinos desaprensivos. Las brigadas de jardinería de la zona adecentaron el suelo y colocaron una serie de plantas en su interior y un pequeño seto vegetal en el perímetro. El problema fue que no se atendió en su totalidad la demanda vecinal que pedíamos que al ser una zona de paso cercana a un colegio, se instalara también esa pequeña valla metálica de unos 50 cm de altura, formada por pequeños cuadrantes metálicos entrelazados y que en la zona ha dado unos resultados excelentes, pues ese pequeño obstáculo sirve como factor disuasorio a los que pretenden atajar cruzando por en medio o a las personas que bajan a sus perros a hacer sus necesidades e invaden el "jardincito". No se hizo y desde entonces los pobres jardineros se han de esforzar en limpiarlo de todo tipo de suciedades, y cada pocos meses volver a plantar el seto que nunca puede acabar de crecer pues es arrancado y destrozado por pisadas animales de dos y cuatro patas. Nada más pedimos eso, no creemos que sea mucho.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de junio de 2005