El ayer, el mañana, el todavía,
hojarasca fugaz que arrastra el viento
en medio del jardín, en la alta noche,
cuando dormitan solas las estrellas.
Déjame hacer un fuego con mi vida,
deja que ardan todos estos años,
también los libros de mi biblioteca,
versos, amores, tardes, desamparo.
Que el viento lleve toda la ceniza
lejos, muy lejos, a un rincón sin nadie,
a una cumbre con nieve, al negro mar.
Las cenizas del tiempo que fue mío.
Qué placer en la noche sigilosa
soñar que ya estoy muerto, que la vida
no vendrá a consolarme una vez más,
que nunca más sus labios en mis labios.
Dejo al ayer en su azulada llama,
dejo al mañana entre la leña verde,
con su negro carbón al todavía,
dejo mi vida arder, un fuego frío.
El tiempo ya es ceniza entre mis manos,
son ceniza mis manos en el viento,
en esta noche, en el jardín sin nadie,
con sólo un árbol donde Dios se ha ahorcado.
José Luis García Martín (Aldeanueva de la Vera, Cáceres, 1950) es autor de libros de poemas com Al doblar la esquina (DVD), El pasajero o Principios y finales (ambos en La veleta-Comares). En 2004 reunió una amplia antología de toda su obra poética en el libro Mudanza (Pre-Textos). Además, es autor de diarios como Leña al fuego (DVD) y Dominio público (Llibros del pexe).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de junio de 2005