La ley zanja la discusión acerca de si los fabricantes o distribuidores pueden hacer algún tipo de precio especial o utilizar otras prácticas similares que podrían inducir a los farmacéuticos a vender productos de su marca: las bonificaciones y descuentos a profesionales quedan totalmente prohibidos. Hasta ahora la ley permitía los descuentos por pronto pago o por elevado volumen de compras.
Otra medida que afecta a las farmacias y a la distribución es la que se refiere a los embalajes. Cuando entre en vigor la nueva ley, las cajas de los medicamentos no deberán llevar impreso el precio final del producto. Con ello se facilitará la entrada en vigor de rebajas de precio decididas sin que las farmacias tengan que estar devolviendo el producto etiquetado con un precio antiguo. A cambio, las farmacias deberán extender siempre un recibo, para asegurar que venden los productos al precio autorizado por Sanidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 9 de junio de 2005