Unas rosas blancas, enviadas por su amigo Plácido Domingo, la esperaban en el camerino. La cantante peruana afincada hace años en México lamentó lo mucho que le cuesta venir a cantar a España. Aquí es artista marginal pese a sus conciertos en Francia o Alemania, y más de treinta discos que la han llevado de la nueva trova, la canción de protesta y el bolero a las arias de ópera o la música criolla.
Tania Libertad tira del hilo a veces invisible de una identidad común latinoamericana. Hubo boleros cubanos (Dos gardenias), rancheras mexicanas (Tu recuerdo y yo) o el Funeral del labrador, de João Cabral de Melo Neto y Chico Buarque. Tiene menos competencia en el repertorio afroperuano, vital y carnoso: Samba malato, del añorado Nicomedes Santa Cruz, Ritmo de negros, de Pepe Vásquez o Anda mareado, de Carlos Otero. Y lleva a Félix Casaverde, que fue guitarrista de Chabuca Granda. Sus incondicionales no dejaron que escapara sin cantar La Contamanina, que grabó con nueve años. Fuera de programa regaló Gracias a la vida y una Alfonsina y el mar a capella y, al final, sin micrófono. Una voz valiente.
Tania Libertad
Tania Libertad (voz), Sonia Cornuchet (piano), Gabriela García (acordeón y guitarra), Chuco Mendoza (bajo), Félix Casaverde (guitarra), Juanchi Vásquez y Raúl Oviedo (percusión). Ciclo Madrid EnCanto. Teatro Albéniz. Madrid, 10 de junio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de junio de 2005