El Ministerio del Medio Ambiente ofrece dos datos para la preocupación. Por un lado, los ríos españoles llevan un 40% menos de agua que hace un año, en el contexto de la intensa sequía que vivimos. Por otro, el consumo medio de agua de los ciudadanos aumenta y ya está entre 250 y 300 litros diarios, muy por encima de los 150 en que se fija el "consumo sostenible".
Siempre se ha dicho -aunque no se haya hecho- que la política hidráulica debía ser una política de consenso, al tratarse de una cuestión sensible que nos afecta a todos, al margen de la ideología. Por eso, sería deseable emprender objetivos comunes de ahorro y calidad del agua no sólo en el ámbito estatal, sino también en otros más amplios como el europeo. Es cierto que hablar de agua es hablar de temas tan diversos y complejos como ciudades, modelos de planificación territorial, agricultura o turismo. Sin embargo, al atacar la contaminación atmosférica, también se ha tenido que contemplar e implicar muchos y muy diversos factores. Si la falta de agua también es un problema vital y cada día mayor, ¿por qué no proponer una especie de Protocolo de Kioto para el agua.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de junio de 2005