Los empresa investigada tiene una plantilla de unos 30 trabajadores profesionales y luego emplea a un centenar de inmigrantes, que, según los picos de trabajo, pueden llegar a 150.
Los dueños del negocio explicaron que reclutan a los inmigrantes en distintos organismos sociales como "la Comisión Española de Ayuda al Refugiado o Cruz Roja". "Llamamos a estos sitios y preguntamos si tienen gente que quiera trabajar con nosotros", afirmaron. De los 37 inmigrantes ilegales que contrató la empresa hay 15 de Ghana, 15 nigerianos, cuatro de Liberia, uno de República de Benin, uno de Mali, uno de Guinea Bissau y un ugandés, según las pesquisas policiales. Algunos tienen su domicilio en distintos centros de acogida o en municipios de la región como Torrejón de Ardoz, Parla o Humanes. "Lo de las nacionalidades va por épocas, otras veces tenemos más empleados latinoamericanos", dicen.
En la empresa explicaron que contactaron con ellos "a través del boca a boca". "No tienen que ser trabajadores cualificados; en muchos casos su trabajo consiste en coger una azada", añadieron. Los dueños negaron que fuesen unos "negreros" ni unos "explotadores". "Un empleado inmigrante cobra aquí lo mismo que un español. Lo que pasa es que los españoles no están dispuestos a hacer cierto tipo de trabajos y tenemos que contratar mano extranjera", señalaron. Según ellos, desde que abrieron la empresa hace ocho años, han "regularizado" a varios trabajadores extranjeros.
Los empleados inmigrantes son trasladados a su lugar de trabajo en furgonetas, a primera hora de la mañana. "Quedamos con ellos en un lugar céntrico que les vaya bien, como la estación de Chamartín, o el intercambiador de avenida de América, Moncloa...", contaron los dueños, que, a pesar de lo ocurrido, no piensan variar la manera de gestionar el negocio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de junio de 2005