Grupos industriales aeroespaciales de Japón y de Francia han firmado un acuerdo para desarrollar un avión supersónico comercial de nueva generación que sustituya al antiguo Concorde, investigación en la que invertirán el equivalente a 1,5 millones de euros anualmente en los próximos tres años, informó el ministerio nipón de Economía, Comercio e Industria. El proyecto será liderado por la Sociedad Japonesa de Compañías Aeroespaciales y por la Asociación de Industrias Aeroespaciales Francesas.
Este compromiso, firmado el martes en el Salón Aeronáutico y del Espacio en Le Bourget, al norte de París, por la Sociedad japonesa de Compañías Aeroespaciales y por la Asociación de Industrias Aeroespaciales Francesas, ha sido dado a conocer por el ministerio nipón y prevé la construcción de una aeronave que se desplace más rápido que la velocidad del sonido.
Se pretende que el nuevo avión, que podría hacer de Japón una potencia aeroespacial, cubra, por ejemplo, la distancia entre Nueva York y Tokio en seis horas y media, lo que supone la mitad del tiempo necesario hoy en día.
El objetivo es que transporte a 300 pasajeros, es decir, casi el triple que el Concorde, la primera aeronave supersónica comercial del mundo, de Air France y British Airways, que volaba a una velocidad dos veces superior a la del sonido y que recorría las rutas París-Nueva York y Londres-Nueva York en 3 horas y 45 minutos.
El Concorde, que cuando dejó de volar sus fabricantes aún no habían podido recuperar los 30.000 millones de dólares invertidos en su desarrollo desde 1956 a 1976, consumía mucho combustible y tenía un fuerte ruido de motores, problemas de los vuelos supersónicos y que se quieren evitar en la nueva aeronave.
Combinación
El ministro japonés del ramo, Shoichi Nakagawa, se mostró confiado en que "las industrias aeroespaciales de ambos países logren la realización del futuro sueño del transporte supersónico", mediante la combinación de la forma de hacer tecnología en Japón con la tecnología supersónica francesa, cuyo ejemplo fue el Concorde.
Japón ha probado con éxito un motor que, instalado en un avión, puede conseguir que éste alcance entre 5 y 5,5 veces la velocidad del sonido, por ello puede contribuir al proyecto con su know how tecnológico y con su investigación en motores y en tecnología que ahorra energía, indicaron fuentes del ministerio nipón.
Francia, por su parte, puede ofrecer su experiencia en el Concorde, símbolo de la cooperación y el desarrollo tecnológico europeo al haber nacido de la cooperación francesa y británica, cuyos 18 aviones alcanzaban una velocidad de crucero de 1.350 millas por hora.
El Concorde dejó de operar en noviembre de 2001 porque el accidente que tuvo en un suburbio de París en julio de 2000, en el que murieron 113 personas que iban a bordo, así como otras cuatro que estaban en tierra, ahuyentó a los viajeros y originó que esa maravilla tecnológica se confirmase como un desastre comercial por su alto coste de mantenimiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de junio de 2005