Italia acudirá a la cumbre con tres objetivos: mantener los fondos de cohesión, reducir el cheque británico e impulsar "con calma, tomando tiempo si es necesario", el "espíritu europeísta". El ministro de Exteriores, Gianfranco Fini, considera innecesario empeñarse en seguir con el proceso de ratificación de "un tratado constitucional que no está muerto pero goza de una salud peor que mala" y que "por el momento conviene mantener hibernado".
El sine qua non para la delegación italiana serán los fondos de cohesión para las áreas deprimidas (antiguo Objetivo 1), que recibe el sur del país. El martes, en Luxemburgo, Fini amenazó con recurrir al veto para impedir que se redujeran esos fondos, unos 8.000 millones de euros. "No tenemos intención de enseñar los dientes, pero estamos dispuestos a utilizar todo nuestro poder de convicción y, si es necesario, elveto, para acabar con los planes que reducen esa aportación financiera", declaró.El primer ministro, Silvio Berlusconi, es pesimista: "Tras hablar con numerosos jefes de Gobierno creo que no habrá acuerdo".
MÁS INFORMACIÓN
El Gobierno de Roma, con la economía en recesión y el déficit presupuestario desbordado (para este año se prevé un 4%), piensa más que nunca en la cartera y aspira a recibir al menos lo mismo y pagar lo menos posible. Por eso reclama la abolición gradual del cheque británico, que cuesta a las arcas italianas 1.300 millones de euros anuales.
Italia propone no forzar el proceso de ratificación del tratado después del doble no de Francia y Holanda. El Parlamento italiano ratificó el texto y Fini plantea ahora "una pausa" reflexiva.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 16 de junio de 2005