Renfe ha cerrado el único despacho de billetes digno que tenía en Madrid, en la calle de Alcalá. Ahora, a los potenciales viajeros no nos queda más remedio que ir a las estaciones de tren como Atocha o Chamartín, donde hay que hacer una interminable espera en larguísimas colas, da igual que hayas reservado por teléfono o no. El otro día, por ejemplo, en Atocha a las doce de la mañana el dispensador de números me dio el número 205 y en ese momento estaban atendiendo el 106; eso significa que hay que esperar de una a dos horas, de pie y en unas condiciones indignas. Probablemente los responsables de Renfe consideren que antes de disfrutar de tus vacaciones, tienes que purgarlas permaneciendo varias horas sin poderte sentar y pendiente de los letreros luminosos en las malolientes estaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de junio de 2005