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CARTAS AL DIRECTOR

Un poco de aliento

Desde pequeños nos enseñan que en la vida hay que mirar siempre el lado bueno y positivo de las cosas, aprender de los errores. Esta Unión Europea, inmersa en la primera crisis en la que se envuelven los 25 Estados miembros, no iba a ser diferente.

La dimensión comunitaria no es un ente que fluye y se desarrolla en otra realidad. Como estamos viendo estos días, es algo susceptible de dificultades y un reflejo de lo que ocurre en la Europa de los Estados.

Una crisis o un alto en el camino es fácil que se torne en desconfianza, acostumbrados a una realidad que camina imparable en el tiempo. Pero es a base de estos traspiés como se han logrado los mayores avances en el proceso integrador. Si hacemos un repaso fugaz en los puntos críticos más álgidos desde los comienzos de las primeras Comunidades Europeas, aspectos como la pacificación, el mercado interior, el salto a la moneda única, la apertura al espacio de justicia e interior, cada ampliación negociada hasta el límite político y económico o este primer tratado constitucional..., no supusieron ningún camino allanado. Todos estos avances en la integración han supuesto momentos de crisis y negociaciones llevadas hasta la extenuación.

Bien es cierto que es ahora cuando los ciudadanos más están tomando parte activa de las decisiones de sus Estados en la escena internacional, pues entonces, ha de ser ahora, mejor que mañana, cuando esta Unión Europea, tocada pero no hundida como la pintan algunos, se ha de medir por las necesidades de sus verdaderos actores, los ciudadanos.

Pero esto no es una crisis, se trata de una oportunidad que se presenta a tiempo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de junio de 2005