La llamada cumbre de la crisis del jueves y el viernes ha hundido a Europa en un caos mayor. Con insultos incluidos, la guerra entre el británico Tony Blair, el ganador entre las ruinas, y el francés Jacques Chirac, debilitado en Francia y en la UE, ha roto la Unión entre los partidarios de limitar el proyecto europeo a un gran mercado común y los que propugnan la integración política.
Así lo han explicado en público los mismos jefes de Estado y de Gobierno tras el rotundo fracaso de una cumbre que deja a Europa sin Constitución, sin presupuestos y sin liderazgo claro.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de junio de 2005