Soy un atlético que quiere que su ciudad albergue los Juegos Olímpicos, pero no con este proyecto de tufo madridista. Quiero avisar a todos los atléticos que la venta del Calderón está totalmente condicionada por la consecución de los Juegos, por lo que Madrid 2012 significaría dejar al club abocado a la desaparición.
Además, todos sabemos para quién va a ser el dinero de la venta del único estadio cinco estrellas que hay en Madrid. La final de fútbol de los Juegos, al contrario que en todos los realizados, no será en el estadio olímpico (que sería el del Atleti), sino en el Bernabéu, aun teniendo menor aforo, y el circuito de ciclismo tiene su salida y meta frente a este estadio.
Todo ello se basa en el apoyo popular representado en la bandera blanca con llama roja (al contrario que el logotipo: rojiblanco) que fue un regalo del Ayuntamiento al madridismo que, incapaz de ocurrírsele algo semejante, copió la idea del eterno rival (lo que es habitual) y, aun habiendo voluntarios apuntados, no superó a la congregación espontánea atlética de dos años antes.
Simplemente agradecer a ese alcalde, que decía ser atlético, y al propietario de nuestro club, que no presidente, que lleven a la desaparición a este equipo que se nos muere. Sí a Madrid 2012, pero no así...
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de junio de 2005