La gestión de Josep Maria Álvarez y del secretariado nacional de UGT de Cataluña fue aprobada ayer por el 97,7% de los delegados asistentes al congreso del sindicato, con 508 votos a favor, ninguno en contra y sólo 12 abstenciones. Este apoyo casi unánime a su trabajo de los últimos tres años abre la vía a su reelección, a pesar de las intervenciones de los delegados expresando su inquietud sobre las deslocalizaciones, las políticas de bienestar y el futuro de la Unión Europa. No se esperan sorpresas en las candidaturas. Sólo habrá una lista en la que repetirán el propio Álvarez y el resto de miembros de la secretaría, salvo José Antonio Alcaide, Enrique Montoya y Carme Rangil, que dejan sus cargos. Ésta última por motivos de salud.
Ante su intervención ante los delegados, Álvarez centró los principales problemas del sindicato en acercar las decisiones a los trabajadores y en adaptar la organización a la realidad metropolitana de Barcelona. El mensaje a la Generalitat fue el de "no seguir perdiendo el tiempo" en materia de infraestructuras, una "prioridad" que requiere de decisiones para que no "se detenga el país".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de junio de 2005