El aeropuerto de Madrid primero y el de Barcelona después han descubierto las "áreas de fumadores" las cuales han derivado en instalar zonas abiertas -hasta 24 en Barajas- cubiertas de propaganda de la industria interesada y colocadas junto a cada puerta de embarque con una frecuencia exasperante. La sutil estrategia va acompañada de la presencia de ceniceros en todo el recinto. La megafonía recuerda regularmente a los fumadores que se puede ir a fumar a estas zonas para respetar los deseos de todos.
Esta tolerancia exhibida por AENA y soportada por la propia industria del tabaco está muy cercana al incumplimiento de la Ley de Espacios Libres de Humo, claramente en su espíritu y probablemente incluso en su letra pequeña.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de junio de 2005