Ningún grupo opositor se manifestó ayer abiertamente sobre la propuesta de mesa multipartita y de plan integral para la paz de Ibarretxe. El portavoz del PSE-EE, José Antonio Pastor, le acusó de hacer "una reedición camuflada del plan Ibarretxe" y de no tener "más patria que el PNV". Le reiteró la oposición de su grupo a ese proyecto porque "rompe la convivencia, fomenta la división y el enfrentamiento político y le da la razón a ETA" al realizarle "cesiones". "No tiene como objetivo unir a los vascos, sino a los nacionalistas", añadió. Pastor negó que la candidatura del PSE-EE buscara mostrar la debilidad de Ibarretxe o desprestigiarle: "Eso ya lo hace usted solo perfectamente", le dijo.
La líder del PP, María San Gil, reprochó a Ibarretxe que siga persiguiendo "la construcción nacional" de Euskadi como un "estado soberano de siete territorios", y que busque "la desvinculación paulatina de España, hasta la total separación, todo ello de la mano de ETA-Batasuna".
La portavoz de EHAK, Nekane Erauskin, avisó que sus dos votos no suponen "ni apoyo al candidato ni al Gobierno que pudiera liderar", al tiempo que instó a Ibarretxe a "no perder como hasta ahora" la "nueva oportunidad" que EHAK le ha brindado. Aralar le exigió comprometer la consulta en esta legislatura, exista o no acuerdo.
Entre los apoyos, el representante del PNV Joseba Egibar admitió que el discurso de Ibarretxe suena "conocido, repetitivo y controvertido", pero alabó su claridad al señalar al Estado la existencia de un conflicto y plantearle una propuesta, el propio plan, a la que pidió contraponer otras.
El portavoz de EA, Unai Ziarreta, señaló que la de Ibarretxe es "la única apuesta por un Gobierno coherente y digno", mientras EB apoyó la consulta como una aspiración "irrenunciable".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de junio de 2005