Soy un lector habitual de su periódico que el pasado miércoles 22, al comprarlo, se llevó la grata sorpresa de ver en portada el rostro de una desconocida de 17 años.
No es una joven promesa de nuestro cine o nuestra televisión. No tiene un demoledor revés a dos manos. No nos hace saltar en un concierto con su guitarra y no triunfa en las pasarelas de París o Milán. Resulta que no la conoce nadie. Lo que esa muchacha ha hecho es sacar un 9,96 en las pruebas de selectividad, y lo que esa muchacha tiene es una cabeza de un amueblado que asusta.
Y claro que sí, su sitio ayer era la portada de un periódico de tirada nacional, porque se lo ha ganado. No será agasajada por las autoridades como si hubiese ganado un torneo de tenis y desde luego no será envidiada como si hubiese sido seleccionada para un concurso en la televisión. Y seguro que no faltarán quienes compadezcan a sus padres por tener una niña tan "rarita".
El caso es que va siendo hora que esta gente empiece a tener el reconocimiento social que se merece. La inclusión de su foto en la primera página de su periódico me parece un acierto y un acto de justicia. Las portadas de los periódicos son para los cracks. Y ella es un crack.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de junio de 2005