El tiempo es un metódico lector
que no abandona su hábito al azar,
relee de los mejores lo mejor
y deja a los demás en su lugar.
Yo he jugado a ser dios siendo un muñeco
al que avivan y olvidan sin porqué,
y en la escueta memoria busqué un hueco,
eco de aquellas sombras que alumbré.
Quién pudiera leer en mi futuro
algo digno del fin que alguien concibe
en un lenguaje universal y oscuro.
Lo que quede después no es cosa mía.
Dejaré lo mejor, si sobrevive,
para que, ajeno a mí, muera otro día.
Javier Almuzara (Oviedo, 1969) es autor de los libros de poemas Por la secreta escala (Renacimiento) y Constantes vitales (Visor).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de junio de 2005