El Departamento de Educación ha anunciado que en el próximo curso habrá más de 20.000 alumnos que recibirán las clases en barracones. El problema real de los barracones son las condiciones físicas en que maestros y alumnos se encuentran, ya que son construcciones provisionales que no disponen del aislamiento que tienen los edificios definitivos.
Así, si a menudo nos quejamos de que en muchas casas se oye todo lo que hacen los vecinos, cómo será en una instalación desde la que se puede oír el ruido de la calle mejor que al alumno que está hablando cinco filas atrás. Además, el control de la temperatura es más difícil, ya que cuando hace calor fuera, el interior es como una sauna, y cuando hace frío fuera, dentro es un congelador.
Es de cajón que más vale que los niños vayan a barracones que estén sin escolarizar, pero se supone que los barracones son una medida provisional que puede llegar a durar hasta un curso mientras se acaba de hacer el nuevo edificio, y es intolerable que esta situación se vaya perpetuando y que haya niños que pasen toda la primaria o la secundaria en estas condiciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de junio de 2005