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Crítica:JAZZ | The Tough Tenors

Como dos gotas de agua

La idea es tan vieja como el jazz: se reúne a dos o más ejecutantes de un mismo instrumento de viento y a ver quién le gana la partida al otro/s soplando y quién se lleva a la chica, en consecuencia. Se habla de un subgénero, el de las "batallas musicales", con sus especialistas y sus luchas encarnizadas, algunas de las cuales constituyen hitos en la historia del jazz: Dexter Gordon y Wardell Gray, Johnny Griffin y Eddie Lockjaw Davis... Aunque estos dos fueron los primeros en utilizar la denominación de "tenores resistentes" ("graníticos", "poderosos"), con el tiempo han surgido Tough Tenors a decenas, tanto en Europa -Ray Gelato y Alex Garnett, Tony Lakatos y Johannes Enders- como en Estados Unidos.

The Tough Tenors

Eric Alexander, Grant Stewart, saxo tenor; Mike LeDonne, órgano; Alvin Queen, batería. II Festival Complutense de Jazz. Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Madrid, 25 de junio.

Eric Alexander y Grant Stewart, estadounidense y canadiense, respectivamente, no hacen nada que no hayan hecho otros antes que ellos, claro está que nadie les pide que lo hagan, entre otras cosas, porque, en ausencia de los originales, fallecidos o ya retirados en su mayoría, alguien tiene que tocar esta música. A sus treinta y tantos, son la viva réplica de los grandes duelistas de la historia, las mismas frases, los mismos tics, idéntica liturgia.

Distinguirlos entre sí es tarea complicada; queda claro que, de niños, debieron escuchar los mismos discos. Hasta en su apariencia física se parecen. Su lectura de los clásicos resulta altamente convincente y gozosa para todo aquel que siente alguna atracción hacia esta música que llamamos jazz. Tienen los dos un sonido de tenor pleno y rico en matices y la suficiente imaginación y recursos como para mantenerse improvisando el rato que haga falta. Bien es cierto que parece faltarles tiempo para demostrar lo que saben, y ya se sabe que las prisas no siempre son buenas consejeras.

Un ejemplo: no se puede tocar Corcovado con prisa a riesgo de convertir un samba en un chachachá. En cuanto a las baladas, tres cuartos de lo mismo: interpretaron dos, It's Magic y Born to be blue, las dos de forma impecable pero escasamente emocionante. Y es que Stewart y Alexander empiezan donde terminaron sus predecesores antes de volverse más viejos y sabios.

Uno, que ya peina sus canas, recuerda a Dexter Gordon en el campo de fútbol de Moratalaz flotando entre algodones e interpretando una música capaz de conmover a las piedras. Y no es que el viejo Desiderio dosificara sus notas: es que, con lo interpretado por Alexander y Stewart el sábado en una sola de sus interpretaciones, a él le hubiera bastado para llenar una noche entera con el mejor jazz del mundo. Habrá que darles tiempo a estos dos jóvenes y ansiosos leones.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de junio de 2005