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CARTAS AL DIRECTOR

Con el piano a cuestas

Me dirijo a usted para contarle lo que sucede en el proceso selectivo para ingresar en el cuerpo de maestros, en mi caso de la especialidad de música. Una de las pruebas de este proceso selectivo, consiste en tocar en un instrumento que tendrá que aportar el aspirante (en el caso de que sea piano, también lo aportará el aspirante) de cinco obras de una duración máxima de 10 minutos y cuya extensión no sobrepase las dos páginas.

Y ahí es donde está el problema, en aportar el piano. Personalmente, llevo tocando el piano desde pequeño, y poseo uno de pared en mi residencia, pero habiendo gastado una pequeña fortuna en adquirirlo, no he visto la necesidad de adquirir un modelo "portátil", con menor calidad acústica y expresiva, porque ya tenía un piano. Sin embargo, aun siendo la sede del examen un conservatorio lleno de aulas y contando cada una de éstas con piano, cada opositor que se presente por este instrumento debe de comprar un teclado electrónico (con los inconvenientes que conllevan) o alquilarlo, o pedírselo a un amigo.

A lo que quiero llegar es que en el resto de las comunidades autónomas proporcionan piano para la realización de las pruebas.

Personalmente no lo entiendo: la Junta de Andalucía se excusa en que "cada uno debe llevar su instrumento"; pero una flauta, o una trompeta, no pesan 200 kilos.

En definitiva, espero que esta situación no se repita en el futuro.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 27 de junio de 2005