Juan Francisco García López reconoció ayer ante el jurado que mató a su ex compañera, pero dijo no saber cómo ocurrió, cómo acabó con el cuchillo ensangrentado en su mano. Así se inició ayer el primer día de juicio por la muerte a cuchilladas de María José Robledo Acosta a las siete de la mañana del 21 de mayo de 2003 en Aldaia (Valencia). Dos meses antes, ella le comunicó al procesado la intención de separarse. Las desavencias que se originaron al no aceptarlo obligaron a María José, según relata el fiscal, a abandonar la casa. La madrugada de los hechos, el procesado fue a la vivienda de su hermana, donde se había refugiado la mujer con el hijo de la pareja. Con la excusa del pequeño, la hermana del acusado le abrió para que hablara con María José. Pero no medió palabra. La víctima dormía en la cama y él la mató de nueve puñaladas. El fiscal pide 16 años de cárcel por un delito de asesinato al que aplica la atenuante de confesión.
La acusación particular pide 25 años de prisión, 150.000 euros de indemnización para el hijo de la pareja y 60.000 euros para la madre de la víctima. Considera como agravantes el parentesco y la superioridad. La defensa del procesado, en cambio, solicita entre tres y cuatro años por un homicidio imprudente, al que aplica el atenuante de la confesión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de junio de 2005